El alpiste mediático de hoy, corre por cuenta
de una supuesta información contenida en un estudio realizado conjuntamente por
DNP, CEPAL y la Agencia Francesa de Desarrollo; según lo informado por algunos
medios, el documento señala que: “Cerca de 400.000 empleos se perderían en
Colombia al implementarse la transición energética como la plantea el Gobierno
Petro, también se perdería el 3,5% del PIB, establece documento del DNP, pero
en honor a la verdad: 1) El documento es un insumo más para contribuir a una
política pública de transición energética justa, y 2) El documento concluye que
la agroindustria, el turismo a nivel departamental y las transferencias
monetarias, serían las estrategias para garantizar el empleo durante una
transición energética justa ( Sin establecer: ¿Cuántos puestos de trabajo van a desaparecer?,¿Quién absorbe
esa fuerza laboral?,¿Cómo se capacita a esas personas en nuevas competencias?,
¿Cómo se financia una "renta universal" para los no capacitados?)
Lo primero es recordar que, con la Ley 164 de
1994, Colombia ratificó la «Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático», adquiriendo así el compromiso
de “definir medidas de mitigación de gases efecto invernadero y medidas para
facilitar la adaptación al cambio climático, y promover la comprensión de las causas,
los efectos, la magnitud y la distribución cronológica del cambio climático, así
como de las consecuencias económicas y sociales de las distintas estrategias de
respuesta”; y con la Ley 629 de 2000 se
ratificó el Protocolo de Kyoto, por gracia del cual se expidió un Plan Nacional
de Adaptación al Cambio Climático –PNACC cuya finalidad es ““construir una
visión integral de adaptación en Colombia, haciendo uso de las herramientas disponibles
para alcanzar la resiliencia de sistemas socio-económicos y ecológicos, con el
objetivo de garantizar la sostenibilidad del desarrollo” (DNP, 2011)” y el CONPES 3700 de 2011 para señalar la estableció la estrategia
institucional para la articulación de políticas y acciones en materia de cambio
climático en Colombia.
Además:
1. Se aprobó una ley de “ACCIÓN
CLÍMATICA”( Que comparte las metas de Economía Sostenible e incluso le agrega
unas cuantas bastante ambiciosa, tales como la implementación al año 2030 de
PLANES INTEGRALES DE CAMBIO CLIMÁTICO SECTORIALES (PIGCCS); a pesar que somos
uno de los países que menos emite dióxido de carbono a nivel mundial.
2.
Se ratificó un Acuerdo de Escazú; que a pesar de las negaciones pone en
riesgo los principios de soberanía, integridad territorial, libertad económica
y seguridad jurídica)
3.
Para el presente y el anterior gobierno, el país debe ser un abanderado
de la calentología ; en medio de incumplimientos de metas
parecidas tales como: a)El fracaso de la
planeación con la figura de los POT., b) No cumplimiento de metas PGIRS
y protección de recursos hídricos de los municipios, y c) Las CARS,
que se han convertido más en un sinónimo de corrupción que en
“guardianes” del desarrollo sostenible.
3) Hay presión para el cumplimiento de la
llamada AGENDA 2030; el llamado “ACELERADOR
GLOBAL DE EMPLEO Y PROTECCIÓN SOCIAL” lanzado en septiembre de 2021 por
la OIT como mecanismo para lograr “una
transición justa esencial para la
descarbonización ( Reconociendo que
dicha descarbonización implica la transformación de competencias laborales de
aquellos sectores que puedan adaptarse a la “transición justa”, y la
aplicación de medidas compensatorias y de protección social para
aquellos sectores que no puedan adaptarse a la “transición justa”); lo que
implica que la protección social será
vendida como un incentivo clave para la transición energética, la protección
ambiental y la formalidad económica ( y enfoque activo de la gestión de las
crisis económica, social y ambiental, y la transición justa necesaria para hacer
frente al cambio climático)
Lo que en buen romance indica que este gobierno
no está inventando nada nuevo; y al igual que el anterior es otro abanderado
del "GREEN NEW DEAL" a nivel
regional, y predica el nuevo credo para superar el problema del "cambio climático",
que se traduce en que: “No es suficiente el remplazo de una tecnología
energética por otra; pues la visión histórica revela que la misma idea de
tecnología está inexplicablemente entrelazada a la acumulación de capital, el
intercambio desigual y la idea del dinero. Por lo que tenemos entonces, que se
requiere un rediseño que vaya más allá del reemplazo de una infraestructura y
logre la significativa transformación del orden económico mundial”
Las primeras dudas que surgen sobre la
"ambiciosa iniciativa", son
los que comúnmente muestra la reciente realidad colombiana: 1) No ha
sido posible capitalizar ideas
similares, tal como nuestros PGIRS y la reducción de residuos sólidos;
2) Ya se han hecho evidentes posibles
detrimentos patrimoniales en el sector, como los supuestamente encontrados en
el tema del cargo por confiabilidad; 3) Las hidroeléctricas supuestamente
representan el 68% de la oferta energética del país, además que hay inversiones
en otro tipo de energías renovables ( ¿Entonces a que transición se refieren?),
y 4) La minería fue para el gobierno de Santos, lo que para el gobierno
de Uribe fueron los biocombustibles; de
hecho quedo establecida como una de las
locomotoras que garantizarían la prosperidad democrática y el crecimiento
económico, pues en ese momento era que evidente que Colombia era una potencia
minera y que tal coyuntura quería ser aprovechada aún frente al hecho que la
tendencia económica mundial iba encaminada a la “desmaterialización de la
economía”.
Pero más
allá de esos normales reparos; debemos hacer un análisis de lo que realmente
representa el llamado GREEN NEW DEAL para un jodido país como nosotros. El llamado GREEN NEW DEAL, sostenido bajos
las tesis del llamado "MANIFIESTO ECOMODERNISTA"; no es más que es un
plan que implica más ideología que ciencia o economía, para lograr una sociedad
"Verde, Inclusiva y Resiliente"... Tres palabras que juntas no dicen
nada. A menos que se interpreten en el contexto de la agenda 2030; paradigma
bajo el que se traducen como la creación de "pesebres" para legiones
de defensores del "cambio climático", la "ideología de
género" y demás nuevos dogmas, pagados por los pobres e infelices
ciudadanos.
En conclusión, la discusión sobre reconversión laboral para cumplir las metas del cambio climático, debe ir mucho más
allá de aceptar un estudio realizado conjuntamente por DNP, CEPAL y la Agencia
Francesa de Desarrollo, como la última palabra a la hora de discutir el futuro
laboral de los llamados “empleos marrones”; y las iniciativas laborales en la
transición energética justa, deberán nacer de la concertación… Y el diablo será
el partero, si todo se queda en las buenas intenciones de este gobierno.
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