En un artículo anterior, habíamos señalado que
la actitud de este gobierno frente a la reforma agraria, decididamente podía
incentivar las invasiones de tierra; y en menos de 36 horas se
cumplieron nuestros vaticinios, pero obviamente no había que ser brujo o
vidente para conocer que esas serían las consecuencias.
Desde hace exactamente un año (pocos meses después
de la posesión del actual gobierno), empezaron las invasiones de tierras; las
editoriales de todos los medios masivos, daban cuenta de la “nueva guerra que estalló en Colombia por la
tierra” y pedían “una respuesta eficaz y
pronta de las autoridades, que envíe un mensaje claro”. Pero obviamente dicha
respuesta pronta y eficaz nunca llegó, como tampoco llegará hoy; empezando
porque la primera línea de defensa es un inspector con mucho que perder y pocas
herramientas, que tiene de superior a un alcalde que con nada se va a arriesgar
a un desalojo ( Ya sea por razones políticas dada la cercanía de la fiesta de
la democracia, porque teme a una sanción disciplinaria o ciudadana, por su
actitud no conforme a la “justicia social”, o por el simple importaculismo de
asumir ese chicharrón)
Lo
triste es que el gobierno nacional se lavará las manos; y simplemente dirá que
sus buenas intenciones respecto a una reforma agraria integral, de ninguna
manera se podían interpretar como una patente de corso para invadir propiedad
privada. Y mientras tanto a los propietarios que se los coja el guere guere.
Un primer gesto de buena fe con el jodido
propietario, sería ofrecerle el valor comercial por las 450 hectáreas invadidas;
pero eso ya parece ser otra mentira, los ganaderos van a cumplir un año y
siguen “mamando como Armando”. Además de llevar un año en la hamaca, la
respuesta a la confianza legítima de los ganaderos por parte del gobierno
nacional fue primero presionar con los llamados
“Mecanismos para facilitar y dinamizar los procesos de compra de tierras
por oferta voluntaria,” expedir un
decreto para “Promover la movilización y organización campesina por la
reforma agraria”, proyectar una resolución que crea una zona de protección
usurpando competencias de los municipios, y ahora la cereza del pastel es
cruzarse de brazos ante las invasiones.
Llama mucho la atención que se hable de “Campesinos
en proceso de recuperación de tierras”; y para colmo de males, los
intelectuales nacionales saldrán diciendo que cualquier opinión defendiendo la
propiedad privada, es “superficial y no tiene en cuenta que la génesis de la
violencia surge del acaparamiento de tierras.
Por lo pronto, tal parece que viajamos en el tiempo; y retrocedimos por lo menos 100 años; y recordemos que la historia oficial enseña, que hace más o menos 100 años se empezaba a gestar la violencia que estalló con El Bogotazo.
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