viernes, 31 de marzo de 2023

Una historia que ojalá no se repita

 

 Corría el año 1972,  cuando en el gobierno de Misael Pastrana Borrero se implementó la UPAC  como mecanismo para actualizar el valor de las obligaciones financieras (especialmente las hipotecarias); la finalidad principal de la UPAC era de mantener el poder adquisitivo del dinero prestado, y así garantizar la sostenibilidad del sistema crediticio de vivienda.  El mencionado mecanismo causó una crisis hipotecaria a finales de los años 90,  iniciada en el año de 1994 cuando se tomó la decisión de cambiar la inflación por la DTF como base para el cálculo de la corrección monetaria. En el documento LA CRISIS DEL SISTEMA FINANCIERO EN COLOMBIA: CAUSAS Y CONSECUENCIAS ( CARDENAS y BADEL, 2003), se señala en sus conclusiones que: “Desde una perspectiva económica, cabe atribuir la crisis a la magnitud del endeudamiento previo, que hizo aumentar la vulnerabilidad de los hogares a las variaciones de la tasa de interés, el precio de la finca raíz y la tasa de desempleo”

La respuesta a la  crisis generada,  fue decretar la emergencia económica y social en el año de 1998, para posteriormente ser declarada la inconstucionalidad del Sistema UPAC a través de la sentencia C-700 de 1999; lo que obligó a la expedición de la Ley 546 de 1999, en la cual se estableció la UVR ajustada diariamente a la inflación como nuevo mecanismo para actualizar el valor de las obligaciones financieras, y la transformación de los créditos expresados en UPAC  a UVR.

Al día de hoy a pesar que de la mano de fallos de la Honorable Constitucional se construyó un nuevo marco normativo para la adquisición de vivienda, que prohibió expresamente la capitalización de intereses; nuevamente aparecen en el panorama señales que indican que se puede repetir la historia. En efecto, la inflación lleva 21 meses en ascenso, situándose a la fecha en 13,12% (Lo que se traduce en aumento del valor de las cuotas de los créditos hipotecarios) , se incrementa el crédito hipotecario pero al mismo tiempo  aumentan los morosos, y además se habla de perspectivas desfavorables para 2023 en materia de crecimiento, inflación, y desempleo; lo cual podría llevar a repetir las condiciones que nos llevaron a la crisis hipotecaria de finales de los 90.

 Lo triste del asunto; es que de presentarse nuevamente la crisis, la respuesta sería demonizar al sistema financiero ( Señalando que los créditos de vivienda nunca tuvieron un carácter social y siempre fueron un negocio lucrativo), sin sentarse analizar la responsabilidad gubernamental para evitar que se repitan las condiciones que nos llevaron a la crisis.

Ahora bien, nuestra intención desde ningún punto de vista es generar pánico económico; simplemente invitar a la reflexión, pues finalmente la realidad nacional enseña que una crisis hipotecaria afectaría al sector de la construcción que ha sido determinante para el crecimiento económico... Y repetiría los dolorosos dramas vividos por deudores hiotecarios, desde 1998 hasta el día presente. 

 

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