“Porque, ¿quién de
vosotros, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo,
para ver si tiene {lo suficiente} para terminarla? No sea que cuando haya
echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a
burlarse de él, diciendo: ``Este hombre comenzó a edificar y no pudo
terminar."
LUCAS 14, 28-30
El
mayor reto de cualquier Sistema de Seguridad Social en materia de Pensiones: “garantizar el poder
adquisitivo de las pensiones actuales y las del futuro y asegurar la
sostenibilidad financiera del sistema ante el gran desafío que supondrá la
jubilación de la generación del “baby-boom”; objetivo este, común a
cualquier sistema pensional y a cualquier parte del mundo.
En
efecto. La garantía del efectivo derecho a la Seguridad Social no es solo un
tema de moda; es hoy por hoy, una discusión (obligada y necesaria)
en medio de la crisis que ha puesto en riesgo el fomento del empleo
(Y la protección contra el desempleo) y las mayores presiones externas e
internas para garantizar mayor cobertura de pisos de protección
social.
Pero
la cuestión no es soplar y hacer botellas; evidentemente hay un
compromiso de garantizar la Seguridad Social como un derecho
fundamental, sin perder de vista que ello depende de la sostenibilidad
financiera de un sistema. En el caso colombiano, y sin ninguna posibilidad de
Concertación Social a la vista a pesar de la existencia de una Comisión de
Reforma de Protección a la Vejez ; el debate político nos ha llevado a una
discusión dispersa e ideologizada (Un diálogo de sordos) sobre cuál
debe ser el mejor sistema pensional para garantizar en el presente y en el
futuro, el derecho a una pensión digna a más colombianos.
Surgiendo
la tensión; entre los que defienden de la premisa de que “el único sistema pensional
contributivo viable es el régimen de capitalización individual y por tanto
descarta un sistema de reparto público como el que rige actualmente a
Colpensiones, y los que defienden que solo un sistema de reparto público puede
garantizar el derecho a una pensión. Con el agravante que el debate
parte de la santificación de unos y la demonización de otros de los
sistemas de reparto individual; dejando de lado la cuestión importante… Sea que
se decida un solo sistema de reparto público o se opte por solo
sistemas de reparto individual ( Que está bastante complicado tomar una
decisión como esa, máxime cuando ya se dio discusión en el marco de nuestra Ley
Marco de Seguridad Social- Ley 100 de 1993); lo cierto es, que:
Garantizar las adecuadas tasas de reemplazo y de beneficio, para
asegurar una mayor renta disponible en el momento de la jubilación; requiere
una mayor responsabilidad individual a lo largo de la vida laboral. Y por lo
tanto, lo imprescindible sigue siendo lograr el equilibrio entre creación de
empleo, calidad de empleo, estabilidad laboral y flexibilidad laboral ( Sin que
ello implique desconocimiento del derecho fundamental a la seguridad social,
sin olvidar que el desempleo afecta más a los jóvenes, y sin perder
de vista que nuestra población envejece a un ritmo acelerado).
Como
se puede ver, el reto es enorme; y paradójicamente, lo que menos ha convenido
es usar el tema de bandera política; pues hoy como nunca, necesitamos que los
verdaderos actores del diálogo social pongan este y otros temas sobre la mesa (Siempre
con la visión de concertación y paz social), ya que de ello
depende afrontar el envejecimiento y asegurar un reparto
equitativo entre generaciones de los costes asociados al mismo.
El
día de ayer, parece que el nuevo Gobierno Nacional dejó en claro que no quiere
asumir ese reto; en efecto, con las declaraciones respecto a reformar los Regímenes
de Seguridad Social a fin de trasladar
cotizantes y cotizaciones del Sistema de Ahorro Individual para aumentar la base cotizante y liquidez del Sistema de Prima
Media… Y usar dicha liquidez para financiar pensiones no contributivas con
cargo a al presupuesto del Estado ( Un trabalenguas que traduce en un
peligrosos ejercicio financiero, para cualquiera que tenga la prudencia y
cuidado de un buen padre de familia en sus negocios), se resquebrajó la
confianza ciudadana en cualquier iniciativa pensional de este nuevo gobierno.
Y
no es para menos; bajo la apariencia de buenas intenciones de la idea señalada
por el Señor Presidente de la República, se esconde un peligro latente tanto
para los afectados directamente con la medida, como para los potenciales
beneficiarios.
Los
recursos de los fondos de pensiones ( Independientemente su naturaleza pública
o privada) no son del Estado sino de trabajadores; lo anterior se supone
conocido por todos y un ejercicio de simple lógica, sin embargo parece que para
evitar confusiones en el nuevo país, toca recordar una verdad de Perogrullo.
En
Colombia desde hace mucho se viene avanzando en iniciativas de “Pisos de Protección Social” ( Qué sería
en teoría lo que se pretende garantizar con el “bono pensional” a que hizo
referencia el Presidente de la República), que implicarían la entrega de
prestaciones NO CONTRIBUTIVAS del Sistema de Seguridad Social ( De hecho
resulta curioso que hoy los mismos que celebraron la declaratoria de
inexequibilidad del artículo 193 de la Ley
1955 de 2019, celebren hoy la barbaridad que propone el nuevo Gobierno
Nacional); iniciativas estas que si bien se consideran progresivas, no es menos
diáfano que deben respetar el principio de ser fiscalmente sostenibles.
La
propuesta hecha ayer ( Y no se puede entender de otra forma),es obligar a
ciudadanos trabajadores a entrar en un régimen pensional, violentando su
autonomía de la voluntad y poniendo en riesgo sus expectativas legítimas; para asumir dicha liquidez como plata del Estado y
garantizar pensiones no contributivas. Lo peligroso del asunto, es que
implicaría “empeñar el futuro fiscal del país” y “quedarnos sin el pan y sin el
queso”; además de lo confiscatorio que implicaría redirigir ahorros
previsionales para “aventuras” políticas.
Lo
único positivo que se puede extraer de la propuesta de ayer, es que ha quedado meridianamente claro, que tenemos todos los elementos de juicio para tomar decisiones
adecuadas y utilizar el estéril debate como una oportunidad ( Ya que al
parecer, todos somos expertos en Seguridad Social y Derecho del Trabajo)… Lo
que sí es bastante negativo, es que centrales obreras guarden silencio mientras
electores del nuevo Gobierno pretenden justificar el desastre.
Finalmente,
como mensaje para el Nuevo Gobierno, solo nos resta decir que cualquier
iniciativa de reforma pensional debe ser debidamente concertada; y como
ciudadanos conscientes solo le pedimos no olvidar que… El camino al infierno
está empedrado de buenas intenciones.
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