La ONU ha vendido el pacto como migración como el primer acuerdo intergubernamental, negociado bajo el auspicio de las Naciones Unidas, cuyo objetivo es cubrir todas las dimensiones de la migración internacional de una manera completa y holística; y el mismo tiene como base la DECLARACIÓN DE NUEVA YORK sobre Refugiados y Migrantes, adoptada en septiembre de 2016 en Asamblea General. Concluyéndose por tanto que el mismo es vinculante incluso para aquellos países que han señalado que “es un esfuerzo para promover la gobernanza global a expensas del derecho soberano de los Estados de administrar sus sistemas de inmigración” y sin embargo no han denunciado la DECLARACIÓN DE NUEVA YORK que finalmente es el verdadero Pacto Mundial sobre Migración de la ONU.
Sin embargo, Colombia es signatario de ambos instrumentos internacionales alegando en el caso del segundo que el mismo no es vinculante por no ser un verdadero tratado y además tiene un propósito simbólico; pero desde nuestro punto de vista el mismo si es obligante, como simple primera prueba de ello son las reservas hechas por los países que lo rechazaron, seguidamente tenemos que nuestra jurisprudencia le da valor incluso a aquellos “pactos simbólicos” (y que por tanto de “espantajopos” o no vamos a legislar conforme a lo acordado) y por último el mismo tiene como base una declaración vinculante dentro de la cual se mezclaron acuerdos y convenios de vieja data junto con iniciativas que no pudieron capitalizarse.
Así las cosas, independiente del hecho de que las críticas al mismo puedan ser consideradas teorías conspirativas, no es menos cierto que el mismo si es vinculante ,y que por tanto, antes de su firma se debió informar debidamente a la opinión pública sobre sus posibles consecuencias e impactos sociales.
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