"Debemos desconfiar de aquellos que pretendan llegar al poder a través de la división social; todo el que usa la Discordia como una forma de llegar al poder y fracturar a la sociedad, es un peligro para sí mismo y para el resto de nosotros"
“La constituyente es el cambio”, rezaba el viejo slogan que invitaba a votar por la séptima papeleta en los comicios del 11 de marzo de 1990; dicha iniciativa dicen las crónicas de la época, fue votada por dos millones de personas y obligó ( o de hecho lo hizo con mucho placer) al entonces Presidente Virgilio Barco Vargas, a usar como excusa la turbación del orden público para “reconocer el mandato popular no sólo con el fin de contribuir a normalizar la situación de turbación del orden público por la que atraviesa el país, sino de obtener nuevas alternativas de participación política que conduzcan al logro del restablecimiento del orden público”, resaltar que “frustrar el movimiento popular en favor del cambio institucional debilitaría las instituciones que tienen la responsabilidad de alcanzar la paz y generaría descontento en la población” ( CONSIDERANDOS DECRETO 927 DE 1990), y finalmente a convocar una consulta popular para las elecciones presidenciales de 1990, en torno a la posibilidad de integrar una Asamblea Constitucional.
Gracias a la jugada magistral del “ Señor Lechuzo”, se pudo convocar a la Asamblea Constituyente y finalmente darle vida al “sancocho” que llamamos Constitución de 1991( La cual en teoría sigue siendo una de las constituciones más progresistas del continente); acabando así con 104 años de un régimen que limitaba “libertades”, “garantías” y “derechos”, y construyendo las bases para lograr la paz y el restablecimiento del orden público.
Además de la progresista constitución de 1991; por gracia del desconocimiento de la voluntad popular, de los resultados del plebiscito por la paz de 2 de octubre de 2016, tenemos una “GRAN ENMIENDA CONSTITUCIONAL” llamada ACUERDO FINAL PARA LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA: por gracia del cual se sentaron las bases para la transformación estructural del campo y establece como objetivos contribuir a su transformación estructural, cerrar la brecha entre el campo y la ciudad, crear condiciones de bienestar y buen vivir para la población rural, integrar las regiones, contribuir a erradicar la pobreza, promover la igualdad y asegurar el pleno disfrute de los derechos de la ciudadanía en aras de contribuir a la construcción de una paz estable y duradera.
Pero no contentos con eso, y usando la excusa de una abortada reforma tributaria y el desconocimiento de un ministro sobre economía doméstica; las “fuerzas vivas” luego denominadas PACTO HISTÓRICO, llamaron a un PARO NACIONAL que sirvió de ariete y plataforma política, durante dicho escenario, más exactamente el 18 de mayo de 2021, el anteriormente correligionario del hoy Presidente de la República. Exsenador, y el único Presidente de la Asamblea Constituyente aún con vida, Doctor Antonio Navarro Wolf; al indagársele si era prudente imitar a Chile, y convocar a una Asamblea Constituyente para conjurar el PARO NACIONAL, señalaba que: “La idea de que una asamblea constituyente ‘siempre’ produce reconciliación es equivocada. Fue cierta en 1991, pero hoy puede ser más polarizadora, con consecuencias en la Constitución, no es una buena idea” (https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/por-que-se-ha-empezado-a-hablar-en-colombia-de-una-constituyente-589280), y el hoy PRESIDENTE y entonces PRECANDIDATO A LA PRESIDENCIA respondía: ¿Por qué vamos a desbaratar lo que hicimos?” (https://www.semana.com/politica/articulo/por-que-vamos-a-desbaratar-lo-que-hicimos-cuando-petro-negaba-convocar-una-constituyente/202446/) e incluso refrendaba esa y otras promesas en un documento notariado el 18 de abril de 2022 ( Algunos dirán que eso no es vinculante, y otros que sencillamente ese no es el “relato”)
A pesar de una CONSTITUCIÓN PROGRESISTA, una “ENMIENDA CONSTITUCIONAL” producto del desconocimiento de la voluntad popular, los compromisos y las buenas intenciones; el “GOBIERNO DEL CAMBIO” ante su propia ineptitud y la imposibilidad de capitalizar sus nefastas iniciativas de reformas legislativas, amenaza hoy 15 DE MARZO ( Y precisamente en el sitio que recuerda que: Literalmente ENCENDIERON EL PAÍS para lograr una apenas holgada victoria electoral) con convocar una nueva ASAMBLEA CONSTITUYENTE; lo cual por todo el contexto, es una virtual declaración de GUERRA CIVIL, lo cual no es una afirmación irresponsable o imprudente; toda vez que la tensión social (Agravada por sofismas tales como afirmar que " todos los derechos de la ciudadanía fueron conquistados por los movimientos sociales" o " la democracia es socializar el poder, evitando que sea privilegio de una casta o de una clase"), en un país donde la violencia se ha reciclado, es algo muy peligroso, y más peligroso es que se use el ordenamiento jurídico o constitucional para generar incertidumbres jurídicas que finalmente permitan nuevos escenarios de violencia.
La buena noticia es que estamos en manos de nuestros responsables y estudiosos jueces, y ello evita que Gustavo Petro repita el ejemplo de Virgilio Barco; y llame a la constituyente aprovechando un estado de excepción; la mala noticia, es que el mismo Presidente ya está ambientando una cruzada contra la RAMA JUDICIAL, y su guardia pretoriana empezará a hablar de “activismo judicial”, “principialismo”, de “ jueces enemigos del cambio”, y de la “Incoherencia e irresponsabilidad de desconocer que la sociedad votó un cambio”
Lo que si es realmente triste y preocupante en este asunto; es recordar que si el solo anuncio de presionar una reforma agraria incentivó las invasiones de tierra… ¿ Qué se imaginan que causará la amenaza de llamar a una constituyente en el “TEMPLO” del alzamiento social?("Las fuerzas de ultraderecha amparadas por el narcotráfico, buscan borrar todo lo que huela izquierda"... Luego de 34 años, una Constituyente, un mejor acuerdo y 34 partidos reconocidos; sigue el mismo discurso)
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