Es cierto lo afirmado por el Presidente de la República, sobre que el SOAT se ha convertido en un instrumento de
captura delictiva de dineros de la salud; es un
hecho innegable los numerosos casos de fraudes realizados al Seguro Obligatorio de Accidentes de
Tránsito – SOAT. Ahora bien, la solución a dicha problemática no es simplemente
la creación de un “SISTEMA UNIVERSAL DE SALUD”; toda vez que dichos sistemas no
han estado exentos de la carga económica y social de las llamadas “Lesiones
Causadas por el TRÁNSITO (LCM)” (Desde principios de los años 2000 (la OMS)
estimaba que para el 2020 los hechos de tránsito serían la segunda causa de
mortalidad y morbilidad en los países en desarrollo), y tampoco un “SISTEMA
UNIVERSAL DE SALUD” es garantía de incorruptibilidad per se.
Contrario a lo afirmado por el Ministro de
Salud; El SOAT es el medio previsto para garantizar la prestación integral de
los servicios de salud, y no un régimen especial (Aunque resulta curioso, que
cuando se hable de regímenes especiales, nada se diga del sistema de salud de
docentes y militares; que ciertamente si merecen desaparecer). Y con o sin “SISTEMA
UNIVERSAL DE SALUD”, el SOAT no puede desaparecer como herramienta de
aseguramiento; pues el SOAT sigue teniendo una función social y cualquier
cambio o modificación, puede implicar una violación del principio de
progresividad.
En todo caso; lo finalmente importante del
asunto, es que no tiene presentación defender una reforma de salud atacando al
SOAT, y menos luego de haber tomado una decisión que terminó causando un hueco
fiscal… Y cualquier opinión del Gobierno, no puede olvidar que, la Superintendencia de Salud tiene el deber de
vigilar que las instituciones cumplan con las obligaciones en la atención a
víctimas de accidente de tránsito; así que “no hay tutía” que valga.
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