miércoles, 28 de junio de 2023

Definitivamente, si fue peor la cura que la enfermedad.

 

Para el año 2020, el gobierno nacional y la bancada caribe anunciaban con bombos y platillos la hoja de ruta para resolver el problema de ELECTRICARIBE, señalando que las cinco medidas que adoptaría el Gobierno serían:

-La nación asumirá el pasivo pensional, por $1,2 billones, otorgándole garantías de estabilidad a pensionados y trabajadores de la empresa.

- El mercado del Caribe colombiano se convertiría en dos o tres mercados buscando generar mayor apetito de inversionistas y operadores. Esta segmentación se realizará con criterios técnicos, financieros y de equidad.

- El tope que existía de 25% de participación del mercado podría ampliarse, pero sin llegar al 50%, por los riesgos que esto implicaba en el sistema de distribución.

-Las gobernaciones podrían ser accionistas de los nuevos operadores a través de aportes con recursos de regalías.

-Un crédito aprobado por el Gobierno Nacional de $735 mil millones de pesos para invertir en redes para mejorar la prestación de este servicio en el 2019.

En medio del júbilo de ese momento en el Caribe, señalábamos que si bien es cierto, había muchas voces celebrando las propuestas y estableciendo que las misma eran la cabal solución a los problemas de prestación del servicio de energía en la Región Caribe; no era menos cierto que estábamos en tiempos de crisis y no era nada  sano la  inversión de 7 BILLONES  de pesos solo para hacer atractivo el negocio a inversionistas (Como quien dice asumir el Estado los misterios dolorosos para dejar a los del billete con los gozosos) y menos cuando UNION FENOSA no hizo las inversiones en infraestructura aún con fondos PRONE y FAER y al fin y al cabo nunca se concluyó con los proyectos de normalización ( Y de hecho a la fecha presente hay  inconsistencias sobre las obras PRONE y varios billones en entregados en recursos para las mismas)

 

 

Que por todo lo anterior, pedíamos una LEY DE PUNTO FINAL o algo para acabar con los beneficios convencionales y obligar a UNION FENOSA y a la misma SUPERINTENDENCIA DE SERVICIOS PÚBLICOS  a que explicaran  que pasó con los fondos PRONE, FAER y las inversiones que debieron hacerse; para que no resultara el Estado  “PAGANDO EL GANSO”, y no se siguiera usando la excusa de los robos de energía y la cultura de pago de los Caribes  para la falta de las necesarias inversiones y el aumento de las tarifas.

No obstante, el mercado “tabluo” de energía eléctrica del Caribe se dividió  en dos  empresas, correspondiéndole  CHAMPETESBURGO  a EPM  y REPELENCIA  al CONSORCIO DE ENERGÍA DE LA COSTA;  y precisamente antes de entrar en operaciones, los nuevos operadores advertían que existían una cláusula de efecto material adverso que había sido superada por el deterioro de indicadores de Electricaribe;  eso en plata blanca; traducía que no entraban al negocio, hasta que se  hicieran  las necesarias inversiones por parte seguramente del ESTADO (10 Billones más por lo menos). Al final entraron los nuevos operadores de los dos mercados Caribes, sin que se dejara claro si se habían acordado el cronograma de tales inversiones, quien asumiría dichas inversiones, y cuál era finalmente su monto… Es decir, quedamos nuevamente en el aire, pero con la esperanza de que todo sería diferente.

Al principio, aparentemente todo bien; supuestamente la tarifa de energía de la Región Caribe era la más baja a nivel nacional; no obstante,  sin mayores cambios respecto a  la calidad del servicio y otras malsanas prácticas contra los usuarios ( Como disfrazar los racionamientos de mantenimientos, expedir facturas por “energía dejada de facturar” sin respetar debido proceso, facturar con base a consumo promedio estando los medidores en buen estado, o facturar con una tarifa no aplicable al usuario), empezó el aumento progresivo las tarifas de energía eléctrica en la Región Caribe desde  el mes de septiembre de 2021 ( adicionales a los hechos en el segundo trimestre del año 2021 por supuestos ajustes). Alegando las empresas, que tales incrementos eran para brindar las  herramientas necesarias a la compañía para  realizar las inversiones que se requieren  para superar el rezago en infraestructura eléctrica y así poder ofrecer a la comunidad el servicio que merecen; y que los mismos se hacían con base en la  opción tarifaria definida por la CREG, que le permite realizar alzas graduales para inversiones  y reducción de pérdidas.

A inicios del año 2022, la Superintendencia alertaba del incumplimiento de los compromisos de inversión para la región Caribe; a pesar de la disponibilidad de los recursos señalados en el CONPES  3966 de 2019; y además pedía con urgencia se incrementara la instalación de medidores inteligentes para reducir los fraudes en las redes de baja tensión.

A su vez; los alcaldes de la Región Caribe solicitaban  al gobierno nacional la revisión  de las tarifas de energía, y algunos congresistas Caribes denunciaban que el aumento de las tarifas de energía eléctrica solo había servido para cubrir pérdidas y para ninguna inversión; sin que dicha petición y dicha denuncia hayan sido resueltas o esclarecidas por las autoridades gubernamentales ( Especialmente la Superintendencia de Servicios Públicos y la CREG).

El 16 de febrero de 2023, mediante Decreto 0227 el Presidente de la República pretendió asumir el control de la CREG; pero dicho decreto fue suspendido por el Honorable Consejo de Estado mediante auto de 2 de marzo de 2023.

A mediados del mes de junio de 2023, el gobierno nacional anunciaba aumentos de tarifas de energía por los efectos del fenómeno de El Niño; aunadas a las altas variaciones de tarifa durante el último año.

El día de hoy, Barranquilla amanece con un kilovatio hora de energía por valor de $915,2363 (Apenas $200 menos que el precio de escasez); por lo que y prácticamente se puede afirmar ( Sin encontrar hasta ahora prueba en contrario)  que es el KW/H más caro del mercado. Para colmo de males, las tarifas seguirán aumentando, y nos encontramos en riesgo de racionamiento de energía, con un gobierno calentólogo que prefiere quedar bien con una descarbonización sin sentido (Que, si bien demostró que no le valen huevo los subsidios para estratos bajos; no es menos diáfano que la solución de fondo no es abrir un hueco para tapar otro)

 

La respuesta de algunos como era de esperarse, fue tomar el camino fácil y culpar del problema al Consejo de Estado por no permitir al Presidente tomar el control de una entidad técnica; olvidando que:  1) La Constitución Política de Colombia estableció que, las responsabilidades relativas a los servicios públicos domiciliarios, su cobertura, calidad, financiación y régimen tarifario se fijan por Ley.  En el caso del Servicio Público de Energía Eléctrica la estructura institucional se estableció sobre tres ejes fundamentales:  La definición de la política energética del país, en manos del Gobierno Nacional a través de la Presidencia de la República y el Ministerio de Minas y Energía; la regulación, en manos de la CREG; y la vigilancia y control en manos de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios. 2) Los anteriores tres pilares del Sistema Eléctrico Colombiano, deben explicar las razones motivos o circunstancias de los escandalosos aumentos de las tarifas de energía; máxime cuando, los usuarios finales del servicio de energía eléctrica son la parte débil de la cadena, obligados a adherirse a un contrato de condiciones uniformes, y completamente ajenos a discusiones técnicas sobre confiabilidad del sistema  (Y demás conceptos sobre los que se pueda  disfrazar los intríngulis del aumento de tarifas de energía eléctrica),  3) En cuanto a aumento de tarifas, estaba supuestamente claro para la Región Caribe colombiana, el que a partir del mes de septiembre en virtud del Régimen Tarifario Transitorio Especial  señalado en el artículo  318 (Del Plan Nacional de Desarrollo  2018-2022) los usuarios tendrían que asumir aumentos en su tarifa de energía en aras  de asegurar la prestación eficiente del servicio; empero, se supone que para el resto del país, continua dándose aplicación a la Resolución GREG 119 de 2007 ( Dependiendo la tarifa de los componentes de distribución y comercialización). En todo caso, los usuarios de los mercados SOL y MAR del Caribe Colombiano, aún no entienden los aumentos de las tarifas de energía eléctrica sin mayores mejorías en la prestación del servicio; y el resto del país se lamenta por las mismas razones, 4) En teoría, los aumentos en las tarifas debe reflejar las inversiones realizadas, cumplimiento de metas de calidad y reducción de pérdidas, aspecto sobre los cuales parece se ha informado poco a los usuarios tanto por parte de las empresas de servicios públicos como por parte de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios no se tiene conocimiento, debido a que Air-e y AFINIA muy tangencialmente las han dado a conocer y después de aproximadamente un año de operación del servicio este continúa presentado fallas y deficiencias en la calidad; e igualmente también falta información respecto a la revisión de las formulas tarifarias  y auditoria al cumplimiento de las mismas por parte de las Empresas de Servicios Púbicos.

Al día de hoy, los usuarios del Caribe nos encontramos en completa indefensión respecto al tema de aumentos de energía; no se ha cumplido la promesa del “congelamiento” y las supuestas rebajas son una nimiedad frente a los constantes aumentos

Por lo que debemos alzar la voz y organizarnos para revisar el tema, y determinar si todo el tema del aumento de las tarifas, tiene algo que ver con el “boom” de las energías limpias o la amenaza de racionamiento que se cierne sobre el país; el tema merece un análisis serio, que para bien o para mal debe hacerse en tiempo electoral (Porque es el único tiempo en que Pedro Pueblo recuerda que está jodido, y los políticos que necesitan los votos).

Y el debate debe centrarse principalmente en :1) El que se pretenda instalar   INFRAESTRUCTURA  DE MEDICIÓN AVANZADA (AMI) o medidores inteligentes, aumentando más las angustias   de PEDRO PUEBLO sobre el astronómico aumento de la tarifa de energía eléctrica; y 2) Que nunca se haya hablado de frente con la gente, respecto a las inversiones para el mejoramiento del servicio, y recursos invertidos con fondos PRONE,FAER y demás proyectos de normalización.

Lo único cierto hasta ahora, es que hay mucho que explicar (Y la solución no es lamentarse por la decisión judicial de evitar un acto de autoritarismo); y ahora además de joder al sector   empresarial de la Región Caribe, se jode a los pobres paganos de estratos bajos. Quedando ya despejada la duda… Fue peor la cura que la enfermedad.

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