Se define la bioética como: “Estudio
sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y de
la atención a la salud, examinando esta conducta a la luz de los valores y de
los principios morales” (REICH, W, Enciclopedia of Bioethics, Revised edition
vol 5 Nueva Cork: Mac-Millan; 1995); por todos es conocida, la importancia de
la bioética, dada la existencia de compromisos internacionales ( Declaración
Universal de los Derechos Humanos) que obligan a la “incorporación de los
principios éticos en los instrumentos normativos sobre investigación biomédica”
(Rueda Martínez, G. y Monsores de Sá, N. (2015). Impacto de la ausencia del
Consejo Nacional de Bioética Colombiano. En: Revista Latinoamericana de
Bioética, 2(29), 144-155.)
En el país se viene hablando del tema desde el
año 1993, pero solo fue hasta el año
2010 cuando durante el gobierno de ÁLVARO URIBE VELEZ, se expidió la Ley 1374
de 2010; la finalidad principal de dicha ley, era disponer los elementos para
la creación, integración, funcionamiento, organización y financiación del
Consejo Nacional de Bioética “como organismo asesor y consultivo del Gobierno
Nacional, que debía propender por establecer un diálogo interdisciplinario para
formular, articular y resolver los dilemas que plantea la investigación y la
intervención sobre la vida, la salud y el medio ambiente, así como la
construcción e implementación de políticas en los asuntos referentes a la
Bioética.”
En la mencionada ley de escasos siete (7)
artículos, nuestro legislador planteó la creación de un Consejo Nacional de
Bioética, colocando como sus principios fundamentales los siguientes:
-La prevalencia, indivisibilidad y la
inviolabilidad de los derechos humanos y de las garantías fundamentales, según
lo contemplado en la Constitución Política y en los acuerdos internacionales
firmados por el país.
-La valoración de la dignidad de la persona
humana y el respeto por el pluralismo étnico, religioso, de género y cultural.
-La búsqueda de la erradicación de la pobreza y
de la marginación, así como la reducción de las desigualdades sociales y
regionales.
-La promoción del bien general, sin perjuicios
de origen, raza, sexo, género, color, credo, y edad.
-La atención del derecho a un medioambiente
equilibrado.
-El carácter aconfesional del Estado
Colombiano.
Principios estos que en su momento hubieran
cobrado una preponderancia suma, pero evidentemente el clima político durante y
después de la expedición de dicha ley, impidió la seria discusión de temas de
bioética en el país; al punto que se habló del impacto de la ausencia del
Consejo Nacional de Bioética y la necesidad de la debida reglamentación de la
Ley 1374 de 2010 ( Rueda
Martínez, G. y Monsores de Sá, N. (2015). Impacto de la ausencia del Consejo
Nacional de Bioética Colombiano. En: Revista Latinoamericana de Bioética,
2(29), 144-155.)
La
mencionada ley no fue reglamentada ( O al menos no se conoce la materialización
de un decreto de reglamentación); sin embargo, la Ley 1374 de 2010 ha sido
modificada por la Ley 2287 de 2023 “ 'por medio de la cual se crea el Sistema
Nacional de Biobancos y se regula el funcionamiento de los biobancos con fines
de investigación biomédica biotecnológica y epidemiológica y se dictan otras
disposiciones”.
Nobleza obliga a reconocer que la Ley 2287 de
2023, recoge los principios fundamentales establecidos en la Ley 1374 de 2010,
y además pretende llenar los posibles vacíos legislativos que puedan afectar la
adecuada investigación biomédica; no obstante esperemos que a diferencia de la
anterior normativa, si se conozca la debida reglamentación de la ahora nueva
Ley, y que además no se haya perdido de vista la obligatoriedad de su consulta
previa ( Lo cual sería un pecado imperdonable, cuya única penitencia sería la
declaratoria de inexequibilidad de la ley; que llegaría en medio de un nuevo
clima de polarización política, y unas “nuevas mayorías”-que desde la otra
orilla- están dispuestas a “dar con la vara” como las “viejas mayorías”)
Parece que el destino de las iniciativas
relacionadas con la bioética, es llegar en los momentos donde otras discusiones
políticas (Ayer los TLC, y hoy la reforma laboral y la reforma a la salud) “enmochilan”
su importancia y pertinencia… Definitivamente;
“Cuanto más cambian las cosas,
más permanecen iguales”
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