domingo, 19 de noviembre de 2023

Cómo digo una cosa, digo otra ( Análisis del acuerdo ECOPETROL-PDVSA)

 

 

El mismo gobierno que hace poco menos de un año, preguntaba en la 77°  Asamblea de la ONU: “¿Qué es más venenoso para la humanidad, la cocaína, el carbón o el petróleo?”; el día de ayer anunciaba con bombos y platillos,  anuncia que ECOPETROL será socio de PDVSA en la explotación de gas y petróleo en Venezuela. Un cambio de opinión, quizás producto de la propia inexperiencia de un gobierno acostumbrado a la improvisación; o también posiblemente a una nueva visión bicéfala del “chavismo del siglo XXI”, donde igual cabe la conciencia ambiental y la lucha contra el cambio climático con la nueva “Ecopolítica Petrolera Gran Colombiana”

Cualquiera sea la causa de tal cambio de opinión; ya crea que se crea que es producto de la inspiración divina a un hombre providencial, o sencillamente el capricho de un peligroso megalómano; lo cierto es que se puede ver el posible negocio como todo, menos como una “nueva locomotora económica” para el país, una oportunidad de avance de la transición energética, o la recuperación de la cordura perdida por parte del hasta ayer nuevo héroe de la calentología.

Los hechos son evidentes: 1) Ya existió un gasoducto transcaribeño; que no fue un buen negocio para Colombia; 2) PDVSA sigue sancionada; y las pocas concesiones hechas sobre dichas sanciones, no incluyen la perforación, levantamiento, procesamiento, compra , venta, transporte o envío de petróleo y sus derivados; 3) La forma mafiosa como se llevaron los negocios colombo-venezolanos con las cajas de los CLAPS; no son un muy buen precedente o augurio; 4) Muchos lloran por un fallo que acaba con una restricción a una deducción a multinacionales; pero celebran que se pretenda usar dos empresas estatales, para hacer mal uso de los recursos hidrocarburíferos y  jugar con el hambre de Colombia y Venezuela; y 5) Se quiera o no se está destinando recursos que se supone capital de inversión de ECOPETROL a la apuesta para favorecer a la quebrada PDVSA.

Como se puede ver entonces, una visión racional, coherente y conveniente del negocio; enseña que poca esperanza de reactivación económica hay en el mismo; lo que si se observa, es una gran oportunidad de politiquería de la bastante cara, usando la excusa de "desmantelar las estructuras neocoloniales, responsables principales del saqueo de sus recursos y de los altos niveles de pobreza e indigencia", que se materializa con la creación de "pesebres" para legiones de defensores del "cambio climático", la "ideología de género" y demás nuevos dogmas, pagados con los dividendos de la “Ecopolítica Petrolera Gran Colombiana”

Pero igual finalmente, el diablo será el partero; a aquellos que hoy aplauden la iniciativa, parecen olvidar que este mismo gobierno, hasta hace poco  hablaba de Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”, Protocolo de Kyoto, y de estrategia institucional para la articulación de políticas y acciones en materia de cambio climático en Colombia.

 

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