De acuerdo al PLAN DE
ABASTECIMIENTO PARA EL SUMINISTRO Y TRANSPORTE DE GAS del año 2010 presentado
por el Ministerio de Minas Energía y la UPME , la autosuficiencia y
autoabastecimiento de gas natural en el país se mantenían hasta finales del año
2015 y el agotamiento de las reservas de gas natural posterior al año 2030; sin
embargo, un reciente estudio de la Contraloría General de la Nación señala que
nuestro país corre el grave riesgo de perder la autosuficiencia en gas a partir
del próximo año ,debido a la decadencia de las reservas de gas natural desde el
año 2012, el aumento de los usuarios residenciales en 1.006.035 hogares y la
conversión a gas natural de 537.899 vehículos.
Con el fin de garantizar el
abastecimiento de gas natural, el Gobierno Nacional para el año 2021, contempló
la construcción de dos plantas de regasificación como alternativa para importar
gas natural y garantizar el abastecimiento en términos de seguridad y
confiabilidad; empero sobre tales alternativas señaló la Contraloría General de
la Nación: “no se vislumbra como parte de unas políticas y estrategias claras y
alcanzables que le permitan hacer frente a la posible pérdida de
autosuficiencia , y que además la planta de regasificación es una solución que
tan sólo ayudará a retardar la pérdida de autosuficiencia.”
Todo lo anterior con el agravante
de que los grandes consumidores del sector residencial son los estratos 1,2 y3;
a quienes finalmente se les deberá subsidiar los incrementos derivados de la
pérdida de autosuficiencia, lo cual finalmente impactaría a futuro las finanzas
públicas.
Situación que contrastaba con el
hecho de, que para el año 2010, el mismo Plan Indicativo de Abastecimiento de
Gas Natural señalaba en sus conclusiones que, el desarrollo de hidrocarburos no
convencionales, era una opción que se encontraba en una etapa incipiente debido
a una falta de normatividad técnica para su explotación y de un desarrollo
adecuado de las técnicas de extracción, lo mismo que la ausencia de normas
ambientales que hagan factible su extracción; pero, ante la realidad de hoy y
la reconocida perdida de autosuficiencia de gas natural, parece que va siendo
hora de aprobar la exploración de yacimientos no convencionales. Máxime cuando
jurisprudencialmente se ha vinculado la falta de disponibilidad de electricidad
y combustibles con el derecho a la vida, la salud o la integridad personal, y a
la vivienda digna; y cuando finalmente, muchos dicen que con fracking se
aseguraría la autosuficiencia de gas natural por otros 30 años.
Lo triste y grave de todo, es que
nos encontramos en manos de un gobierno incompetente e improvisador; en efecto,
ll mismo gobierno que hace poco menos de un año, preguntaba en la 77° Asamblea de la ONU: “¿Qué es más venenoso
para la humanidad, la cocaína, el carbón o el petróleo?”, anunciaba luego sin
ruborizarse, que ECOPETROL sería socio de PDVSA en la explotación de gas y
petróleo en Venezuela… Así como luego de negar que no habría problemas con la
autosuficiencia de gas, debió reconocer ( Y su guardia pretoriana hasta defender con
absurdos) que tocaba importar gas para uso doméstico.
Sin embargo, parece que el tiempo
siempre es el mejor juez, y la perdida de la autosuficiencia de gas natural,
junto con el inminente aumento del costo de vida de Pedro Pueblo por tal situación, la crisis, el déficit y un nuevo sistema general de regalías
desfinanciado que se pretenden resolver con otra reforma tributaria en pleno
diciembre ( Junto con otros motivos macroeconómicos que configuran argumentos
suficientes para hacer un llamado a la cordura y a la sensatez)… Poco a poco
reviven la discusión de la necesidad del fracking responsable.
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